La hierbabuena o Mentha spicata es una planta aromática muy útil debido a que mantiene alejados a
los insectos que dañan a las cosechas como las polillas, mosquitos y ratones, y atrae a aquellos
beneficiosos. Crece de forma silvestre en zonas húmedas e iluminadas de manera indirecta por la luz
solar y es frecuente encontrarlas cerca de lagos y ríos. Por ello, a la hora de
cultivar la hierbabuena,
es fundamental simular estas condiciones.
Al ser una planta resistente, aguanta durante un período medio de tiempo tanto
las temperaturas cálidas (mayor de 30º) y luz solar directa, como a las heladas (menor de 0º). Eso
no quiere decir que no provoque consecuencias negativas en la planta si se mantiene en temperaturas
extremas de manera prolongada: En el caso de estar expuestas a temperaturas elevadas, podría
provocar desde la muerte de la planta por falta de humedad y agua hasta quemaduras en sus hojas. En
el caso opuesto, una helada podría desde matarla, hasta llegar a dificultar su crecimiento en
primavera.
La hierbabuena puede plantarse en forma de semilla o en forma de esqueje, siendo
el tipo de tierra recomendado el sustrato orgánico. La semilla de la hierbabuena se extrae
de su flor, una vez que ésta se seca. El esqueje, en cambio, se obtiene del corte del tallo
y de su sumersión en agua hasta la formación de unas pequeñas raíces, momento en el que se puede
proceder a plantarlo. La mejor época del año para plantar la hierbabuena es a finales de verano o
principios de otoño, en climas cálidos, o en primavera, en climas fríos.
La siembra puede realizarse directamente en el suelo de tierra o, en macetas
para evitar la tendencia invasiva de las raíces de la hierbabuena. Para plantar el esqueje solo se
debe hacer un pequeño hueco en la tierra, colocarlo, taparlo y presionar ligeramente. Para plantar
en forma de semilla se deben esparcir varias semillas por la tierra y a continuación, taparlas con
una capa ligera de sustrato orgánico. Una vez plantada se riega hasta dejar la tierra húmeda. Es
recomendable no plantar la
hierbabuena
cerca de otras plantas de su mismo género porque podrían producirse hibridaciones involuntarias,
dando a lugar a otras plantas parecidas pero con composiciones, propiedades y nutrientes
diferentes.
El riego de la hierbabuena debe realizarse como mínimo dos veces por semana en
verano, para mantener el suelo húmedo, y evitar regarla en invierno, sobretodo en épocas de peligro
de heladas.
Los principales enemigos de la hierbabuena son la oruga, el pulgón y el
sol. La oruga y el pulgón se combate con el uso de insecticidas especializados para este fin o
rociando un preparado ecológico compuesto por ajo, agua y laurel. Para combatir el sol y evitar que
las hojas se puedan volver amarillentas o quemarse, lo más adecuado es colocar la planta en la
sombra, cuando la luz solar es muy fuerte.
Una vez que la hierbabuena ha crecido lo suficiente se puede proceder a cortar
sus hojas para utilizarlas frescas o conservarlas secas.
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